viernes, 4 de julio de 2008

Callejón Rojo, de Séra.

Con el rollo de haber vivido una guerra ahora todo el mundo se apunta al carro de sacar un cómic. ¿Os habéis dado cuenta de cuántos cómics del estilo han aparecido en pocos meses? Palestina, Persépolis, La guerra de Alan, Callejón Rojo... Si aún viviera mi abuelo le daba un lápiz para que dibujara algo sobre la guerra civil y aún hacíamos la primera perra.

Pues si os fijáis en los ejemplos citados (Palestina, Persépolis, Alan, incluso Maus o Corazón de la tormenta) tienen un punto en común : la sobriedad gráfica. Algunos tienen un dibujo mejor y otros peor, pero en todos ellos el arte está supeditado a la narración, intentando siempre que el ojo fluya, corra por las páginas, mantenga un ritmo adecuado en la lectura eludiendo la vistosidad, el "voy a lucirme", el gran hallazgo gráfico que haga que la vista se detenga para contemplar ese maravilloso dibujo, sí, pero perdiendo así el hilo narrativo, toda la ambientación conseguida.


Séra hace todo lo contrario. Viene a lucirse. Y esa es la gran diferencia con todos los (grandes) álbumes citados. Primero, usa color, y no un color cualquiera. Segundo, busca el efectismo, el impacto visual, la belleza compositiva, la imagen por la imagen. Y qué sentido tiene, cuando se habla de muerte absurda, de injusticia, de pérdida de valores, de guerra, en definitiva, un dibujo epatante? Ninguno, claro. O quizá sí tenga uno: esconder el más pobre de los guiones, que es el que recorre Callejón Rojo. Supongo, pues, que con esa grafía tan moderna, que además no me gusta un pelo, consistente, creo (aventuro, no lo sé) en dibujar sobre fotografías, lo único que pretende el autor es vendernos gato por liebre. Sensacionalismo comicense, cuatro dibujos más o menos logrados y una leyenda que diga que va sobre la guerra de Camboya y a vender que son dos días.

Malo.

Spiff

Publicado en es.rec.comics el 15/05/2004

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