¿Qué es lo más importante en la adaptación al cine de un comic de superhéroes?
Para muchos fans acérrimos del género, probablemente la fidelidad al original. Para no pocos espectadores, la acción y los FX. Para los productores, el potencial comercial del personaje. Para los creadores, su capacidad como generador de muy rentable merchandising. Pero todos olvidan lo esencial.
Lo esencial es el sentido común. Ese que nos dice que una peli sobre un comic de SH necesita…Lo mismo que cualquier otra peli : Un buen guión, buenos actores y un buen director. No necesariamente geniales, ya que hablamos de cine de mero entretenimiento, pero sí medianemente competentes. Porque las exhibiciones de inutilidad (y hemos visto muchas en este tipo de películas) decididamente NO son entretenidas.
En lo que a Iron Man respecta, contratar a los guionistas de la muy aplaudida “Hijos de los Hombres” parecía un acierto. Elegir como protagonistas a Downey, Paltrow y Bridges resultaba chocante, pero podría resultar adecuado. Y darle la silla de director a Jon Favreau, actor de tercera al que vimos haciendo de Foggy Nelson en “Daredevil” y firmante de “Elf” y “Zathura”, directamente demencial. Pero ya saben lo que pasa en los comics de SH : Esos tipejos que en la vida cotidiana parecen débiles e insignificantes al final se revelan como increíblemente poderosos. Y parece que Favreau ocultaba algunas sorpresas bajo su apariencia de hombre-hamburguesa hollywoodiense. Como mínimo, ese normalmente escaso sentido común, al menos a la hora de seguir unas reglas básicas.
Regla Nº 1 : Reclama la atención del público desde el principio.
La regla que hace gemir a muchos guionistas de pelis de SH : “Es que hay que narrar el origen del héroe, y eso lleva tiempo; hemos de empezar hablando de su papá, su mamá, su barrio, su perro…”. Gilipollas, ¿Has oído hablar de algo llamado flashback? ¿Te suena la palabra elipsis? No eres Shyamalan, no tienes intriga ni sorpresa alguna escondida en la manga, todo el mundo sabe de antemano lo que va a ver, y no quiere esperar hora y media para verlo.Así que MUEVETE.
Solución Iron Man : Impecable. Abrimos con unos títulos de crédito inusualmente sobrios y de
inmediato la situación explota (literalmente). Si eso no llama la atención, que venga Dios y lo vea. La trayectoria anterior del protagonista se despacha en diez aprovechadísimos minutos, que incluyen una acertadísima e impactante sucesión de (falsas) portadas de revistas que nos dicen de dónde sale Tony Stark y una no menos impactante Leslie Bibb (eso también llama la atención) que nos cuenta dónde la mete. Asunto resuelto. Y muy bien resuelto, oiga.
Regla Nº 2 : Un Gran Poder exige una Gran Responsabilidad…Pero no necesariamente ser un plasta.
El mayor talón de Aquiles de los SH es su naturaleza bondadosa. El Síndrome Superman, por hablar del típico SH que, en acertadas palabras de Neal Adams, “caga caramelos”. Ya saben : “Defensor de los débiles, adalid de los necesitados, libertador de los oprimidos, y blablablabla”. Un cenagoso pantano en el que resulta fácil hundirse, sobre todo si el espectador al que pretendes convencer tiene más de 8 años de edad física o mental.
Solución Iron Man : Aceptable. Y sobre todo práctica : Rodear las arenas movedizas. No hacer mención a la política exterior de los USA (sobre todo para no verse obligado a defenderla de forma sonrojante). No exhibir barras y estrellas por doquier , ni jefazos militares, ni presidentes que den una imagen edulcoradamente noble de lo que sabemos que no lo es. No estamos obligados a lanzar mensajes políticos, esto no es una peli de Ken Loach (gracias al cielo), pero tampoco a tomar por tonto al público con patriotismo barato y discursitos grandilocuentes que ya eran cínicos en la era pre-11 S, cuando Stallone hacía que en “Rambo III” su culturista combatiera a los rusos en Afganistán poniéndose del lado de…los talibanes :-DDD. Ejemplo : Si donde otros pondrían un “quiero que dediques tu poder a la ayuda de los débiles y la defensa de la libertad, etc. etc.” puedes limitarte a soltar un escueto y oportuno “no desperdicies tu vida”, hazlo. Y si hay que mostrar claramente que un fabricante de armas no es un simple ferretero, también.
Al fin y al cabo, Tony Stark , al igual que otros SH, tiene un shock personal que sacude su conciencia como origen de su actividad superheroica. Pero el suyo es más creíble que el de otros (“¡Mataron a mis viejos cuando era niño ! ¡Y tras 25 años de darle bat-vueltas al bat-coco, ahora voy a bat-vengarme!”) , y sobre todo, más actual. Centrarse en la evolución del hombre (que dista mucho de ser un santo inmaculado) y en su regeneración moral en las circunstancias que sufre Tony Stark tiene más sentido que actuar como un iluminado que se la noche a la mañana se cree llamado a salvar el mundo. Lástima que no podamos evitar el típico Momento Blandiblub de “nó-llores-nene-que-yo-salvaré-a-tu-papá”, pero resulta afortunadamente breve.
Regla Nº 3 : No es la máscara la que lleva al hombre, sino el hombre quien lleva a la máscara.
El lado oscuro (mercantilista, comercial, facilón) atrae con mucha facilidad a quienes hacen pelis de SH. Y suele traducirse frecuentemente en mimar al icono heroico (que es el que vende camisetas, muñequitos, videojuegos y demás) y pasar olímpicamente del ser humano que hay dentro de él, molesto lastre con el que tenemos que cargar por la sencilla razón de que los FX son caros y una peli con el SH permanentemente presente en la pantalla costaría un riñón. Menos mal que, al no ser importante ese soporte humano (porque el público acude a ver la máscara), no hace falta gastar dinero en buenos actores ni diálogos que no rocen la subnormalidad : Cualquier inútil al que le encaje el uniforme nos vale, y cualquier chorrada que sirva de relleno entre el “¡BOOM!” y el “¡CRASH!” que nos llenan el patio de butacas sirve para completar el metraje. ¿Para qué complicarse la vida?
Afortunadamente (y aquí la solución nuevamente es correcta) los responsables de Iron Man no se han dejado arrastrar a la sima del mal (planteamiento).Y han sido recompensados por ello. Las críticas de la peli han sido inusualmente positivas (incluso por parte de críticos acostumbrados a tumbar de un plumazo este tipo de propuestas), y todas coinciden en alabar la contribución de Robert Downey como esencial. No les falta razón : Si Favreau y los suyos han sido lo bastante inteligentes como para comprender que el protagonista de su film no es Iron Man, sino Tony
Stark, Downey no se ha limitado (como otros actores en la misma tesitura) a trabajar con el piloto automático puesto y agarrar su cheque.
Quizá por afinidad al personaje (no en vano paradójicamente similar en su maduración personal a la del actor en la vida real ), el neoyorquino brilla con luz propia dotando al que podría ser un plasta antipáticamente frío ahora, y lloriqueantemente atormentado después, en un irónico, carismático y divertido (anti)héroe que quita pompa y circunstancia , y con ello ridícula solemnidad, a su labor. Sus vertiginosas réplicas rozan el screwball, la naturalidad con la que asume su condición aporta una mínima credibilidad a lo que la lógica tacha de increíble, y un proceso tan típicamente tedioso como el aprendizaje del SH de turno a base del acostumbrado ensayo/error es una gozosa comedia en sus manos. Downey sabe que el humor no degrada, sino humaniza a su personaje, y borda su labor. El sostiene la película sobre sus hombros, habida cuenta de que Howard, Paltrow y Bridges no tienen espacio de lucimiento personal , error perdonable que obliga al tercero a sacar oro de sus escasas apariciones, cosa fácil para tan impresionante actor (¿Para cuando el oscar de una puta vez?).
y Regla Nº 4 : El Diseño también es espectáculo.
Para los productores de Hollywood, hablar de FX en una peli de SH es hablar exclusivamente de acción : Explosiones, hostias y destrucción. Se supone que eso es lo único que crea espectáculo y atrae al público como la luz a las polillas. Pero a la hora de la verdad, es el diseño el que aporta clase y distinción (por no hablar de credibilidad) a este tipo de propuestas. Tim Burton fue el
primero en darse cuenta de que algo tan básico como el diseño de su traje de faena podría marcar la diferencia entre un SH digno de tal nombre y un payaso con mallas ridículas ; y Favreau ha aprendido la lección. Después de todo él no tenía excusa : El pobre Louis Leterrier tiene que bailar con un feo monstruo verde casi en pelotas (tan artificial en su apariencia de muñeco hinchable como el de Ang Lee), pero a Favreau le toca jugar con una armadura de tecnología punta que es la base icónica de su héroe. Con muy buen tino, no la saca en cinco minutos del baúl de la abuela, sino que se recrea razonablemente en su diseño y elaboración, logrando que la escena más espectacular del film no sea la de la armadura en acción, sino la de su ensamblaje sobre el cuerpo de Stark en apenas segundos.
Pero además, con buen criterio, Favreau llena de diseño (a veces fugaz) la pantalla ; al fin y al cabo ¿es lógico que un experto en tecnología de vanguardia tenga el teclado de mierda que usamos usted y yo, o el motorolilla de poca monta con el que hacemos nuestras llamadas? No, hombre, no. Tan sólo la casa/picadero de Stark ya haría las delicias de los fans de Lloyd Wright o Le Corbusier (por citar a los dos arquitectos que conozco, aparte del aparejador de mi ayuntamiento). Y lo mejor es que Favreau luce
sus bazas ; no las desaprovecha en montajes epilépticos que no permitan ver un carajo ni siquiera en las luchas (obligándonos a imaginar quién está zurrando a quién), sino que las exhibe con bastante acierto ; el hombre no es que sea académico, pero rueda sin la tecla de “fast forward” permanentemente activada, lo cual no deja de ser un alivio, sobre todo en épocas de taquicardia como la de la declaración de la renta.
En resumidas cuentas : Iron Man es una película hecha sin genio ni florituras artísticas (quer tampoco nadie le pedía), pero sí con sentido común. Y eso, que no es bastante para convertirla en una obra maestra ni tan siquiera en una gran película, sí que sobra para aplaudirla como un entretenimiento bien facturado, divertido y bastante digno. Una película de superhéroes que no toma a sus espectadores por superidiotas. ¿Les parece poco en los tiempos que corren?