martes, 2 de abril de 2013

Constantine #1


"Coges lo que no te has ganado, pero pagas por ello. Siempre pagas por ello."

John Constantine ha muerto. Larga vida a John Constantine. Ésa podría haber sido perfectamente la frase promocional para esta nueva serie. Y no, no es que el protagonista de Hellblazer muriera en el último número de la serie….o quizá sí, tendréis que leerlo para descubrirlo. A lo que me refería es a que el Constantine que ha tenido una larga y complicada vida a lo largo de 300 números y muchos años de aventuras, será difícilmente el mismo que veremos en esta contrapartida creada en el Universo DC. De igual manera, un lector podría preguntarse si éste Constantine será el mismo que vemos desde hace tiempo en la Liga de la Justicia Oscura. Allí, tanto los guiones de Peter Milligan como los de Jeff Lemire, acompañados de una perfecta caracterización por parte de Mikel Janín, no han demostrado que éste personaje tiene perfectamente cabida en un mundo repleto de superhéroes. Socarrón, mentiroso y manipulador, sí…pero comandando un grupo de héroes, algo que los pocos lectores que aún tenía Hellblazer quizá no vieran con agrado. Entonces… ¿Qué tipo de público puede buscar esta serie? De inicio, sin abrir la primera página, una esperaría que DC Comics busque una mezcla de ambos. Aventuras de John Constantine en solitario pero en el Universo DC, algo nunca visto y que merece ser observado con curiosidad. Con curiosidad pero con ciertas reticencias. Y es que, cuando dentro de un año las ventas de Constantine vendan sólo 5.000 o 10.000 copias más de lo que lo hacía Hellblazer habrá que preguntarse si esos pocos dólares extras merecen la pérdida de libertad creativa que supone pasar de Vertigo al Nuevo Universo DC.

Con ése pequeño hándicap tendrán que jugar Jeff Lemire y Ray Fawkes, encargados de esta serie a última hora tras el traspié de Robert Venditti, que la dejó por su fichaje en Green Lantern. Lemire es uno de los guionistas más ocupados del momento en DC Comics, así que con el tiempo yo no descartaría que se fuera y dejara la serie en manos de Fawkes. Es un sistema de apadrinamiento que ya hemos visto en Talon, por ejemplo, entre Scott Snyder y James Tynion IV. A ambos guionistas les acompañará Renato Guedes como dibujante y parece que Juan José Ryp como portadista regular. Eso sí, para el primer número nos han presentado una portada de Ivan Reis, el mejor dibujante de la editorial según Zona Negativa y sus lectores. Espectacular es, qué duda cabe. Pero… ¿se corresponde con lo que podemos leer en el interior? Descubrásmolo.



Para empezar, llama la atención un dato que desde luego muchos agradecerán: en todo el número existe ni una sola mención a que John Constantine pertenezca o haya pertenecido a un grupo como la Liga de la Justicia Oscura. Si no fuera por una única viñeta, podríamos pensar que es un número más de Hellblazer. Aunque bueno, si así fuera echaríamos de menos algún que otra palabra malsonante de vez en cuando, un simple damn nos resultaría escaso. Aunque yo siempre he pensado que toda palabra inglesa debe adaptarse a la forma en la que el lenguaje se usa en España (en este caso) y no simplemente tirar de diccionario. Y como aquí nadie dice maldición, iría siendo hora de que los traductores usaran mierda, joder o cualquier otra que se adapte mejor según el caso. Todavía estoy esperando leer un me cago en la leche o un ni de coña en un cómic americano. Es una opinión, vaya. A lo que iba, que en Constantine #1 es tal el grado de aislamiento con el Universo DC que ni siquiera sabemos cuando suceden estos hechos si antes o después de Justice League Dark #1. Eso sí, sabemos seguro que transcurren después del número cero de dicha serie porque John ya es un mago experimentado. De todas formas, al lector no tiene por qué importarle donde encaje esto en la continuidad de DC. Es John Constantine actuando en solitario, con eso debe bastar. Y es camino tomado muy acertadamente por Jeff Lemire y Ray Fawkes.

El guión de ambos no es deslumbrante, aunque sí prometedor. Si Hellblazer era más una serie en la que lo único que importaba era su protagonista, parece que Constantine dará una mayor importancia a las tramas que se vayan desarrollando. Es decir, un camino similar al que propio Lemire toma en la Liga de la Justicia Oscura, donde los “héroes” siempre reaccionan a lo que el mundo les va lanzando. En esta primera entrega ese estilo funciona sólo en parte si pensamos que el cómic ha de ser accesible para cualquiera…pero el caso es que tanto DC Comics como los guionistas no parecen buscar a cualquiera si no sólo a aquellos que ya seguían la serie de Vertigo o Justice League Dark. No esperaría en este número una explicación de los orígenes del personaje (eso ya pasó en su serie coral), pero sí un número más pausado que deje claro a todo lector cómo es John Constantine y por qué debemos seguir leyendo sus aventuras, más allá de que vaya o no a salvar el mundo. En lugar de eso, desde las primeras páginas el protagonista se lanza a la aventura de recuperar el Compás de Croydon, un antiguo instrumento que permite a aquel que lo use detectar cualquier actividad mágica incluida la de artefactos ocultos aún más peligrosos. Así que el protagonista, acompañado de un joven que le ayudará a localizarlo, se lanza a su búsqueda para evitar que caiga en malas manos. Esas manos serán en este caso las de “El culto de la llama fría”, un grupo formado por magos que acabaron corrompidos por la magia y cayeron en el lado oscuro. La primera amenaza importante lanzada por el culto será Sargon la Hechicera que aparecerá justo a tiempo para intentar arrebatar a Constantine la primera pieza del Compás.



Antes y después de esa aventura tendremos un monólogo interno en el que se advertirá de los peligros que conlleva romper las reglas del “sistema” y de la magia. Es precisamente la parte del cómic en la que mejor deberíamos conocer a Constantine pero sin embargo resulta demasiado reiterativa. Demasiados cuadros de texto dando vueltas a un mismo tema. Parece que a los guionistas se les hubiera aparecido el Tom Cruise de Algunos hombres buenos y les dijera aquello de: “Explícamelo como si yo tuviera 4 años”. No, no es precisamente ahí donde encontramos al protagonista que buscamos, sino en las acciones que lleva a cabo. En ellas sí vemos a ese personaje con el que es mejor no asociarse. Ese granuja que siempre acaba sobreviviendo, le pese a quién le pese y caiga quien caiga. Su persona es lo más importante y los demás sólo son piezas con las que jugar en un tablero que hasta el final nunca supieron que existía. Aún así, el pequeño cuadro de texto que explica en breves frases quién es el personaje en las series de DC Comics reza: “[…] Ahora, lucha en una batalla por mantener el balance y evitar que cualquiera se haga demasiado poderoso”.

En cuanto al dibujo, pocas quejas podría yo expresar. Renato Guedes hace un trabajo excelente de caracterización, ambiente y diseños. Aunque el brasileño ha trabajado mucho en el ambiente de los superhéroes, encaja en esta serie como anillo al dedo. La ropa arrugada del protagonista, su mirada socarrona…todo eso y más es capaz de dibujarlo Guedes sin ninguna queja. Más que por los dibujos, sólo podría esperar de futuros números una mayor variedad de planos. Es muy original poner la “cámara” siempre en posiciones elevadas o cercanas al suelo, pero cuando se hace tantas veces y de forma tan redundante uno acaba deseando ver un plano más normalizado. Es un detalle nimio que para nada desmerece el trabajo del dibujante, que se merece un notable por este número. Como colorista le acompaña Marcelo Maiolo, al que muchos conoceréis por su excelso trabajo en Yo, Vampiro. Su trabajo aquí me produce sensaciones encontradas. Si bien puedo decir seguro que no le daría el sobresaliente que si se ganó en la serie de Joshua Hale Fialkov. Ciertas escenas tienen justo el tono que esperaríamos (ese Constantine paseando de noche), pero en muchas otras Maiolo opta por una paleta de colores demasiado luminosa para lo que uno espera de esta serie. Ya tenemos suficientes colores chillones en Justice League Dark, así que aquí esperaría un tono más oscuro. Y así lo espero también de los guiones. Aún así, Constantine #1 cumple bastante bien su cometido. Progresa adecuadamente.

1 comentario:

Arion dijo...

Estoy de acuerdo, esa frase promocional hubiese sido estupenda. Yo soy fan del Constantine de Vertigo, y no he tenido interés en leer la nueva colección integrada al Universo DC.

Por cierto, leí tu post sobre The Courtyard de Alan Moore, y me pareció muy bueno. Justo ahora acabo de escribir sobre la obra de Moore en mi blog, así que te invito a que lo visites:

www.artbyarion.blogspot.com

Me encantaría que te sumes como seguidor a mi blog, y por supuesto, yo haré lo mismo. Y si además puedes dejarme algún comentario, te lo agradecería bastante.